Una noche de invierno, viendo cine con amigos-as al calor de la chimenea, alguien propuso hacer esto en verano: un festival de cine a lo grande. Y le respondimos que, en Ascaso, si hacíamos algo, sería la muestra de cine más pequeña del mundo. Ascaso es pequeño, los recursos de la asociación son pequeños, el cine que nos gusta es pequeño… No sabíamos que habíamos empezado un proyecto que nos llenaría de trabajo e ilusión y que, al tiempo, habíamos acertado con la estrategia de marketing de lo que sería a partir de entonces la Muestra de Cine de Ascaso: la más pequeña del mundo.
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El éxito de 2012 nos obligaba a continuar. Pero no podíamos volver a hacerlo en las condiciones de seguridad del primer año. Así que hablamos con el propietario de la borda y los terrenos y le propusimos un trueque: firmar un convenio de cesión a 10 años a cambio de que rehabilitáramos la borda. Aceptó. ¿Y de dónde sacar dinero para hacer la rehabilitación? Pues de una campaña de crowdfunding. Casi 60 mecenas aportaron los casi 5.000 euros que se necesitaron para los materiales y el maestro de obras. El resto, voluntarios-as que consiguieron dotar a Ascaso de un espacio fantástico.
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En 2014 hicimos un esfuerzo, personal y económico, por dotar a la era del cine de una buena calidad de sonido e imagen. Sonorizados por la Millán Imagen y Sonido, empezamos a proyectar desde el fondo de la era con sistemas digitales avanzados, 7.000 lúmenes y soporte BluRay, y un sonido profesional propio de una sala de cine. La prensa nos empezó a tratar como “uno de los festivales cinematográficos de referencia en Aragón”.
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En la edición de 2015, la “Muestra de cine más pequeña del mundo” estuvo a punto de dejar de serlo: las dos últimas noches, con el aforo de la era completo, tuvimos que colgar el cartel de “no hay entradas”. Pero, además, fue el año en en que empezamos a convocar el certamen de cortometrajes, en el que aparecieron los políticos por el pueblo y en el que convertimos la calle Única en una sala de exposiciones (fotografías de Sebastiao Salgado).
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En 2016, la “Muestra de cine más pequeña del mundo” está consolidada y es una referencia para el cine de autor en Aragón. Un festival que cada noche llena la era con más de 200 personas, al que se acercan directores, medios y cinéfilos, reconocido en los mass media y con una organización formalizada, aunque esté basada en el voluntariado. 2016 fue el primer año en que contó con subvenciones de las cuatro administraciones públicas que nos atañen: Ayuntamiento de Boltaña, Comarca de Sobrarbe, Diputación de Huesca y Gobierno de Aragón. Y el primer año en que invertimos en colaborar en producciones de películas de autores “ascasianos”, como Scratch (David Valero).
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La “Muestra de cine más pequeña del mundo” ni quiere, ni puede crecer. Ascaso ya no da para más. pero en el camino, hemos aprendido mucho y ese conocimiento lo queremos compartir. En 2017 iniciamos la colaboración con el CineClub de Sobrarbe (Boltaña), asumiendo uno de sus ciclos; con el festival Pirineos Jazz (Morillo de Tou), proyectando las pelis de jazz; y con pequeños proyectos que iniciaban su andadura, como el Festival de Cine de Porcuna (Jaén), asumiendo el pago de los derechos de una de las películas.
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Seguimos organizando ciclos en el CineClub de Sobrarbe (Boltaña) y colaborando con el festival Pirineos Jazz (Morillo de Tou), proyectando las pelis de jazz, y apoyamos al festival Al nostre Ritme (La Vallibona, Castellón), con el pago de los derechos de una de sus películas.
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Buñuel, el aragonés universal, es un gran desconocido en nuestra región. Así que decidimos que, tanto la noche de los clásicos, como el conjunto de la Muestra, estuvieran dedicados al genio de Calanda. Desde el cartel de Anneke Koster, a la proyección de Simón del Desierto, Los olvidados y la película de animación Buñuel en el laberinto de las tortugas.
Y, como guinda del pastel, un acuerdo con la Fundación Televisa (que nos cedió los derechos de Los olvidados) nos permitió contar en la calle Única con la exposición Nazarín, Álvarez Bravo / Buñuel. Su comisaro, Héctor Orozco, estuvo en Ascaso contándonos los detalles del descubrimiento y restauración de los negativos que el gran fotógrafo mexicano realizó para localizar espacios de la película de Buñuel.
2019 fue el año de las tormentas. Durante la celebración de nuestra octava edición, el cielo descargó en abundancia sobre Ascaso, pero la adecuación de una nueva sala en la borda del cine permitió capearlas y que en cada jornada 120 espectadores disfrutaran de las sesiones de tarde.
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Hasta casi una semana antes, la pandemia parecía no querer dejarnos celebrar el festival. Tuvimos que hacer itinerarios seguros, suprimir cualquier acto en interiores, anular la zona de acampada, reducir aforos, garantizar las más estrictas medidas de seguridad. Pero en una comarca como Sobrarbe, en la que se habían suspendido todo tipo de actos culturales y fiestas populares, la gente nos pedía el esfuerzo. Y lo hicimos.
Mereció la pena. La Muestra, con menos gente y sin contacto humano, salió perfectamente organizada, de modo que nos convertimos en referentes sobre cómo ofrecer cultura de calidad en tiempos del Covid-19.
Tamara Kotevska, Ljubomir Stefanov y Oliver Laxe no pudieron llegar a Ascaso por la pandemia, pero sí lo lograron los tres directores de La trinchera infinita, que volvieron a ser el broche de oro con el que se cierra cada noche en Ascaso. Junto a ellos, una exposición de Juan Zamora sobre el confinamiento, encuentros con Casa de México Madrid, Orson Welles el día de los clásicos…
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Durante la pandemia, la actividad de preparación de la Muestra nos permitió reflexionar sobre estos diez años y buscar alianzas para la nueva década. Ello supuso encontrarnos con otro festival pequeño, esta vez de Francia, que llevaba 26 ediciones a sus espaldas y con el que nos planteamos dudas, respuestas y, sobre todo, nuevos retos. En 2022 firmamos nuestro hermanamiento con el Festival de Contis, ubicado en la costa de las Landas. Desde entonces, cada año Ascaso presenta un largometraje aragonés en Francia y Contis, tres cortometrajes de su certamen en España.
Cumplimos 10 años de un proyecto organizado íntegramente por voluntarios en un lugar, Ascaso, abandonado por las administraciones públicas hasta que el festival se convirtió en una referencia regional y nacional. Si en 2020 se asfaltó, por fin, la carretera de acceso gracias a la Diputación provincial de Huesca, en 2021 la acción coordinada de la Diputación con el Ayuntamiento de Boltaña permitió la construcción de una central fotovoltaica que garantiza energía eléctrica, suficiente y de calidad, para todas las casas de la aldea, tanto las caídas como las rehabilitadas.
Tuvimos un invitado muy especial para celebrar el cumpleaños: el director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián Zinemaldia, José Luis Rebordinos, que inauguró la Muestra de Cine de Ascaso el 31 de agosto. Gracias a un acuerdo con la Fundación Caja Rural de Aragón, la jornada inaugural fue un gran éxito con un espectáculo de luz y sonido que la lluvia no pudo empañar.
Aún con aforo limitado por el Covid-19 y sin poder utilizar las instalaciones interiores, Ascaso volvió a acoger el mejor cine de autor. Junto a Rebordinos y el equipo directivo de Contis, participaron en los coloquios los directores Patricia Pérez y Jo Sol, los críticos Gregorio Belinchón y Juan Zavala o el colectivo Chrysalis, que presentó la película francesa Petite fille.
Además, previo a la muestra, en colaboración con el Hotel Monasterio de Boltaña, la Muestra bajó a la capital de la comarca a proyectar Calabuch, en homenaje a Luis García Berlanga en el centenario de su nacimiento.
El último día, la Ronda de Boltaña celebró nuestro cumpleaños en el mismo lugar del concierto que ofreció en la primera edición. ¡Cuántas cosas han pasado desde entonces!
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En 2022, la Muestra estuvo a punto de desaparecer. La razón es muy simple: se trata de un proyecto hecho desde el voluntariado, que se mantiene por la ilusión. Sin embargo, la actitud manifiestamente hostil de un par de administraciones provocó la pérdida de esa ilusión. Queremos hacer un festival de cine, no pelearnos contra técnicos y políticos. Pero, además, el volumen económico del festival nos llevó a reflexionar sobre las necesidades de cambio para que la estructura no lucrativa pueda sostenerse.
Finalmente, gracias al empeño de los voluntarios-as y de la Diputación provincial de Huesca, la 11ª edición de la Muestra salió adelante. Fue nuestra primera edición “0 emisiones”, pues toda la electricidad provino de la nueva central fotovoltaica.
Empezamos con un homenaje a José Luis López Vázquez, con una expo que comisarió y vino a presentar su hijo, José Luis López Magerus. Y también estuvieron en Ascaso Mathieu de Taillac, Gregorio Belinchón, Susan Labich y los hermanos Garcés, Juan Miguel Baquero, Jean Castejón Gilabert y David Valero. En la jornada final, la Orquestina del Fabirol se desquitó en la plaza de Ascaso de aquel día de tres años antes en que cayó el diluvio a la hora de su actuación.
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