EL MURO DEL APARTHEID

EL MURO DEL APARTHEID 

En junio 2002 Israel dio comienzo la construcción de un Muro de 800  kilómetros que recorre Cisjordania de norte a sur y rodea partes de Jerusalén  Oriental y los alrededores. 

El Muro dobla en longitud la “línea verde”, en algunas zonas consiste en una  pared de hormigón de 8 metros de altura y en otras de una valla de hormigón  con una cerca electrificada de 4 metros de alto. En total abarca entre 50 y 100  metros de ancho, e incluyen zanjas, alambradas y zonas prohibidas. 

El coste total del Muro supone 2,8 millones de dólares por kilómetro,  sufragados a través de las contribuciones de Estados Unidos. El 80 por cierto del Muro se encuentra dentro del territorio palestino,  separando pueblos y familias palestinas entre sí. Afecta a la población en  general, constituyéndose como un castigo colectivo, que perjudica la libre  circulación, el derecho a la propiedad, al trabajo, a la educación, a la salud, al  agua y alimentación y a la libertad religiosa. 

Según el artículo 27 del IV Convenio de Ginebra, “las medidas de control o  seguridad deben ser las que sean necesarias a causa de la guerra”. Sin  embargo, estas restricciones no deben afectar a los derechos fundamentales  de las personas. 

Durante su construcción han sido arrasados decenas de miles de olivos y  grandes extensiones de cultivos, se han demolido cientos de casas y miles de  palestinos han quedado incomunicados. 

La destrucción de bienes para construir el Muro vulnera el artículo 53 del  mismo Convenio y no está justificada por motivos de necesidad para las  operaciones militares ni de seguridad nacional. El artículo 147 considera como  infracciones graves “la destrucción y la apropiación de bienes no justificadas 

por necesidades militares y realizadas a gran escala de modo ilícito y  arbitrario”. 

Según Amnistía Internacional las consecuencias del Muro son: • 60.500 palestinos, residentes en 42 localidades de Cisjordania, vivirán entre  el Muro y la “línea verde” o en zonas cerradas 

  • 12 de estas localidades y alrededor de 31.400 palestinos quedarán  completamente rodeados por el Muro 
  • Más del 10 por ciento de la tierra palestina de Cisjordania (unas 57.518  hectáreas) quedará al otro lado del Muro 
  • Más de medio millón de palestinos vivirán en una franja de un kilómetro  desde el Muro 
  • Anexionará la mayor parte del sistema acuífero occidental (que proporciona  el 51% de los recursos hídricos de Cisjordania). 

En la actualidad, se ha construido más de dos terceras partes del Muro. Pese a  que, en julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia concluyó que Israel  tenía que detener su construcción, desmantelarlo e indemnizar a los palestinos  afectados, las obras de construcción continúan. 

Según Amnistía Internacional “su trazado se ha diseñado para abarcar más de  50 asentamientos israelíes, en los que viven alrededor del 80 por ciento de los  colonos israelíes, y grandes terrenos adyacentes a ellos. De este modo, se  unirán estos asentamientos con Israel, aislando la zona del resto de  Cisjordania”. 

Sin embargo, las autoridades israelíes insisten en que se trata de una medida  defensiva, concebida para asegurar sus fronteras e impedir la entrada a  personas que puedan constituir una amenaza. 

El artículo 33 del IV Convenio de Ginebra prohíbe a la Potencia ocupante que  lleve a cabo castigos colectivos. Israel no se puede respaldar en las  excepciones por motivos de seguridad recogidas en el artículo 64 del Convenio  para justificar la construcción del muro.

CHECK POINTS, BLOQUEOS DE CARRETERAS 

El tiempo en Palestina no se mide en kilómetros sino en controles militares. Víctor de Currea-Lugo 

La población palestina está sujeta a cierres, toques de queda, bloqueo de  carreteras y restricciones, que han ocasionado el colapso total de la economía  palestina, el incremento del desempleo y la pobreza y/o la limitación al acceso  a servicios esenciales. Las restricciones afectan a todas las actividades  cotidianas impidiendo desarrollar cualquier parecido a una vida normal. 

En Cisjordania existen 1.661 kilómetros de carreteras y autopistas de uso  reservado para colonos. Los palestinos se ven obligados a dar grandes rodeos  invirtiendo horas en recorrer pocos kilómetros. 

La población palestina sufre los 98 checkpoints (según datos recogidos por  B´Tselem en febrero de 2012) que impiden su circulación durante horas cada  día. 

Esta restricción viola sistemáticamente el derecho a la libertad de circulación  de la población palestina garantizado por el Pacto Internacional de Derechos  Civiles y Políticos, en su artículo 12.1. 

Las autoridades israelíes justifican la naturaleza discriminatoria de sus  restricciones asegurando que son medidas dirigidas a proteger la seguridad de  los israelíes. Aunque en realidad son aplicadas a toda la población palestina, a  modo de castigo colectivo, y no a personas concretas que representen una  amenaza. 

El artículo 33, del IV Convenio de Ginebra, prohíbe los castigos colectivos y “las  medidas de represalia contra las personas protegidas y sus bienes”. Israel  infringe sus obligaciones como Estado ocupante contempladas en la IV 

Convención de Ginebra: abastecer a la población en víveres y productos  médicos (artículo 55), asegurar y mantener los servicios médicos, la sanidad e  higiene públicas en el territorio ocupado, y garantizar que el personal médico  cumpla sus funciones (artículo 56); permitir y facilitar el socorro a la población  ocupada (artículo 59), garantizar la manutención y educación de los niños  (artículo 50). 

Además, dicha Convención, en su artículo 52, prohíbe toda medida que tienda  a provocar el paro o a restringir las posibilidades de empleo de los  trabajadores de un país ocupado con miras a inducirlos a trabajar para la  Potencia ocupante.